Irene y Aitor eran un matrimonio, ambos trabajaban como policías y
de hecho eran pareja en la patrulla. Siempre iban juntos a todos los
lados, eran inseparables, no podían vivir el uno sin el otro. En el
trabajo se cuidaban mutuamente, nunca querían ir a misiones separados ya
que si algún día pasaba algo estaría el uno para cuidar del otro.
Irene y Aitor pasaron por algunos problemas para poder
estar juntos, por eso una vez que lo consiguieron no querían que nada
los separase. Venían de sociedades y ambientes diferentes. Aitor era
musulmán e Irene cristiana y para poder casarse uno de los dos tenía que
adoptar la religión del otro. En este casa fue Aitor quien se
conviirtió en cristiano.
Todo iba perfecto en sus vidas, hasta que un día
recibieron la llamada de su superior. En esta llamada les informaron de
que algo terrible estaba sucediendo en Norte-América y necesitaban ayuda
del cuerpo de policía, pero solamente podía ir uno de ellos, ya que en
el avión no quedaba sitio más que para uno.
Se negaron a ello, ninguno quería dejar al otro pero
comprendieron que tendrían que hacer el sacrificio. Su trabajo no les
daba otra opción.
Finalmente fue Aitor el que viajó.
Allí en América estaban sufriendo atentados terroristas. Irene cada día
recibía noticias de Aitor, le llegaban cartas, e-mails, vídeos y
llamadas, estaban tan unidos que se comunicaban por todos los sitios que
podían. Pasaron varios meses y todo parecía ir bien, hasta que un día
no llegó ningún tipo de noticia por parte de Aitor. Siguieron pasando
los días y nada cambiaba, Irene quería ir hacia América, pero sus
superiores no se lo permitían ya que las cosas se habían puesto peor.
Pasó un mes sin noticias de Aitor, todos empezaban a darlo por muerto..
Irene empeoraba cada día, se volvió paranoica, creía
verlo por todos los lados, lo escuchaba y soñaba cada día con él.
Cansada y sin poder vivir sin su marido Irene decidió romper las reglas
e ir en busca de Aitor. Una vez allí hizo todo lo posible por encontrar
algo que le diera esperanzas de que su Aitor seguía con vida, pero no
consiguió nada.
Irene veía que no podía vivir sin él, no le encontraba el sentido a la vida.
Se
enteró de que el próximo atentado sería en el aeropuerto y decidió ir
hacia allí, morir allí, morir a manos de los que supuestamente también
habían asesinado a su marido.
Finalmente Irene fue hacia el aeropuerto y allí murió.
Al
día siguiente alguien tocó la puerta de su casa, era el cartero, con
una gran caja llena de cartas y con una carta encima de esa caja que
explicaba el por qué de no haber recibido notias de Aitor durante tanto
tiempo. Todo tipo de correo procedente de América había sido restringido
debido a las circunstancias.
Poco días después Aitor llegó de vuelta, pero al
enterarse de lo sucedido decidió que no quería vivir sin su mujer, que
no podía vivir sin su mujer. Pero está vez fue él quien puso una bomba
en un avión que salía de América hacia Baghdad, donde él mismo subió y
perdió la vida.
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