Érase una vez un chico llamado Eustafio, de un pueblo
toscareño en el sur de Normandía, el cual conocía la gente por su
excelente forma de cocinar. Su madre, Eufémina, era la diosa del arte de
cocinar.
Una vez le preguntaron a Eustafio que si su madre le había
enseñado sus técnicas de cocina. Él, asombrado y ofendido, mostró su
malestar a la gente que le preguntó haciendo un plato exquisito creado
por él mismo. Cuando le daba el plato con la comida a la gente, también
les decía: "Mi madre solo ha cocinado mejor que yo, cuando yo no
existía." Los rumores de esa ya famosa frase le llegaron a su madre
Eufémina. Ella cabreada y enfurecida, retó a su hijo a un concurso
delante de todo el pueblo.Diario colectivo sobre referentes clásicos en las manifestaciones culturales modernas
martes, mayo 14, 2013
Pato pato pato que mi pato
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