La xenofobia se puede definir como un persistente, anormal y injustificado miedo a los extranjeros, o bien a un sentimiento de odio, repugnancia u hostilidad hacia los mismos.
Este término no suele ser utilizado como referencia a una fobia propiamente dicha, sino a sentimientos negativos de rechazo, discriminación, desconfianza, deshumanización y hostilidad en general hacia los extranjeros.
La diferencia entre la xenofobia y el racismo radica en que alguien de distinta raza no necesariamente tiene diferente nacionalidad, si bien en algunos contextos ambos términos han sido usados indistintamente.
Para la xenofobia existen dos objetos principales: el primero es un grupo de población presente en una sociedad al cual no se considera parte integrante de la misma, a menudo se trata de inmigrantes recientes pero con frecuencia la xenofobia se perpetúa por siglos. Esta forma de xenofobia puede elicitar reacciones de hostilidad y violencia, como puede ser la expulsión masiva de inmigrantes, o en casos extremos, genocidio.
La segunda forma de xenofobia es cultural, y los objetos de esta fobia son los elementos culturales considerados foráneos. Todas las culturas están sometidas a la influencia externa, pero la xenofobia cultural está a menudo localizada en una dirección determinada, por ejemplo, los préstamos de palabras extranjeras en un lenguaje nacional. Si bien esto raramente lleva a agresiones hacia las personas, puede resultar en campañas políticas para la purificación lingüística y cultural.
Y por último, en los últimos años del siglo XX, con la crisis económica, la xenofobia se ha manifestado muy agresivamente en toda sociedad y comunidad donde cohabitan grupos étnicos distintos, que no estén lo suficientemente integrados en la comunidad autóctona. De esta manera, se han multiplicado los actos xenófobos tales como pintadas, folletos, campañas, discursos e incluso actos de violencia como linchamientos y matanzas.
La xenofobia se basa en los prejuicios históricos, religiosos, culturales, lingüísticos y nacionales para justificar una total y obligatoria separación entre los grupos, para de esa manera no perder “la propia identidad”. Además, existe un fuerte componente económico, debido a que se rechaza a los inmigrantes viéndolos como competidores por el empleo y otros recursos. De esta manera, los extranjeros suelen desempeñarse en empleos precarios y mal pagos.
A menudo, los propios medios de comunicación transmiten al público la idea de que las culturas extranjeras son “inconciliables” con la propia, y esto contribuye a que sólo se acepte al extranjero cuando éste se asimila a la cultura local, renunciando a la propia.
Aquí os dejo un video donde podemos ver las condiciones en las que se encuentran las víctimas de los xenófobos.
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