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lunes, noviembre 17, 2008

Ménades

Eran seres mitológicos divinos, relacionadas siempre con el dios Dioniso (Baco, en la mitología romana).
Las ménades fueron las encargadas de criar al dios, y cuando éste creció, les poseyó dejándolas en un estado de permanente "locura", un frenesí y una euforia continuos. Se las conocía como mujeres en estado salvaje y de vida insana con las que era imposible razonar.
En la imagen de la izquierda a la Ménade de Scopas, su autor, y la podemos encontrar en Dresde (Alemania) en la colección de Antigüedades del Estado. En realidad esta escultura es una copia romana (perteneciente al período helenístico) de una griega de la segunda mitad del siglo IV a.C, como suele ser habitual.
En esta escultura podemos apreciar la técnica de los paños mojados. Ésta consistía en esculpir el ropaje como si estuviera adherido a la piel, como si estuviera mojado, lo que provoca que la figura de la ménade pueda observarse perfectamente.
Lo que más impactó de esta figura fue el gran movimiento que reflejaba en su torso retorcido, aunque no se sabe muy bien su posición, ya que se perdieron los brazos y las piernas por el camino.
Scopas representa a la ménade en pleno baile, con el pecho y el rostro en alto (venerando a Baco) y melena suelta.

En la imagen de la derecha encontramos copia romana de un relieve griego ejecutado en Atenas a fines del siglo V a.C. y atribuido tradicionalmente a Calímaco, y la encontramos en el Museo del Prado, en Madrid.
En este relieve, esculpido en mármol, encontramos a una ménade bailando, con el torso en la misma posición que la escultura anterior, con la melena larga y al viento, semi desnuda (un pecho descubierto), y con la túnica ondeando para crear movimiento.


Como actualización de las ménades antiguas he encontrado esta imagen de Giselle Bundchen, hecha para un calendario.
En la imagen encontramos a una mujer semi desnuda, con la melena larga, ondulada y suelta, con el cuerpo inclinado hacia arriba, como en las dos imágenes anteriores; pero, en cambio, ésta tiene los brazos recogidos, en lugar de levantados como signo de estar bailando y, a pesar de inclinar la cabeza hacia atrás (con intención de mirar hacia arriba), la mirada la dirige a la cámara, en lugar de al cielo.