viernes, mayo 10, 2013

LA ARROGANCIA SE PAGA

Un día, en un ciudad llamada Illice Augusta, había un chico llamado Javikivicius que era jugador de fútbol profesional. Jugaba en la primera división en el equipo Illice c.f. Javikivicius era un joven muy apuesto y tenía a todas las aficionadas locas por él. Era verano, y en el último partido de la temporada el Illice c.f. se jugaba ganar la liga por octavo año consecutivo, se enfrentaban el primer y segundo clasificado, y el  Iliice c.f. ganó el partido 2-1 con dos goles de Javikivicius. En la celebración todos saltaron, corrieron, bailaron, etc.
En plena celebración una aficionada llamada Marieskas, la única valiente entre todas las demás le declaro su amor a Javikivicius. Este con la grosería que lo caracteriza no le hace caso y no le da protagonismo, sólo piensa en él.
En la celebración el equipo fue al río y allí entre cánticos, bailes, y saltos, Javikivicius se fue a mojar la cara con el agua que había, pero vio su imagen reflejada y en ese momento se enamoró.
Deseoso de conseguir su propia imagen, se resbaló y calló al río de donde no pudo salir y murió ahogado.
Este fue el fin de un excelente jugador pero de una persona vacía, nadie lloró su ausencia y ahí acabó su historia.


1 comentario:

Javi dijo...

Es un poco obvia, la historia en la que te basas. Por otra parte, ¿es autobiográfica? Porque ciertas reminiscencias me traen...

La imagen es muy acertada, Javi