Y volvemos con más referentes...
Seguramente alguna vez hayais escuchado la frase: "Es una Hecatombe", para referirse (como el diccionario de la real academia dice) a:
. Gran mortandad
. Un gran desastre...
¿Pero alguien sabe qué significaba en la antigüedad? ¡ Seguro que si! (Greco espero tus puntualizaciones...) Pues bien, en la antigüedad una hecatombe era literalmente "un sacrificio de cien bueyes que hacían a sus divinidades".
No añado ninguna foto porque, la verdad, no son muy agradables.
3 comentarios:
Tienes razón en decir eso de que ecuchamos la palabra de hecatombe y no sabemos en realidad que significado tenia en la antigüedad, o yo por lo menos no. Es muy interesante este trabajo. Me gusta mucho.
Más que puntualizar, que no es el caso, aporto algo de información, por si es de interés.
Las hecatombes - sacrificio de cien bueyes - y la ofrenda a Poseidón de un triple sacrificio, el de un toro, un carnero y un cerdo (suovetaurilia) ya los confirma Homero (Odisea, XI, 130-132:
ῥέξας ἱερὰ καλὰ Ποσειδάωνι ἄνακτι,
ἀρνειὸν ταῦρόν τε συῶν τ'ἐπιβήτορα κάπρον,
οἴκαδ'ἀποστείχειν ἔρδειν θ'ἰερὰς ἑκατόμβας
ἀθανάτοισι θεοῖσι, τοὶ οὐρανὸν εὐρὺν ἔχουσι = al real Posidón sacrificios de reses hermosas,
un carnero y un toro, un montés cubridor de marranas;
luego vuelve a tu hogar, donde harás oblación de hecatombes
uno a uno a los dioses eternos que pueblan el cielo anchuroso) . Las víctimas deben ser siempre τέλειοι, es decir, sanas y sin defecto. Tampoco es indiferente el sexo y el color del pelaje: a las diosas se les suelen sacrificar hembras, a los dioses del cielo animales de color blanco o claro y a las divinidades infernales víctimas de color negro u oscuro.
La ceremonia acostumbra a celebrarse por la mañana, al amanecer. El altar está decorado con flores y guirnaldas de hojas. Los sacerdotes, vestidos de blanco, y todos los asistentes, llevan una corona. La víctima está adornada con coronas y bandas de lana. Con agua lustral se rocía a la víctima y a los asistentes. Se enciende un fuego sobre el altar y en él se arrojan granos de cebada y algunos pelos de la cabeza de la víctima. La sangre del animal moja el altar; es descuartizado y una pequeña parte es quemada, los muslos por lo general, y un poco de esa grasa cuyo olor (κνίσα) les gustaba aspirar a los olímpicos. La carne del animal es repartida entre los sacerdotes y los fieles para consumirla allí o llevársela a casa. A veces el animal es enteramente quemado (ὁλοκαυστός). Un sacrificio es una escena de carnicería que suele terminar con una comida.
También la palabra holocausto (ὁλόκαυστος) tiene, por desgracia, connotaciones negativas. Hablamos de holocausto para referirnos a una gran matanza de seres humanos y a todos nos viene a la cabeza el holocausto del pueblo judío llevado a cabo por la locura nazi. También usamos una palabra de origen grecolatino para referirnos a esta página trágica de la historia de la humanidad: le llamamos genocidio (del griego γένος "raza, linaje, pueblo" y el sufijo latino -cidio, que procede del verbo latino caedo, "matar, exterminar" (como en homicida, herbicida, parricida, insecticida, suicida, magnicida, liberticida, etc.).
Así pues: hecatombe, holocausto, genocidio, todo es de origen griego o latino.
El año oficial - civil y religioso griego antiguo - comenzaba en julio, en el mes de Hecatombeón (ἑκατομβαιών), que primero se llamó Cronión porque, el día 12, con la alegría de la cosecha que acaba de finalizar, se celebraba la fiesta de Cronos (Saturno), padre de Zeus, y la de su esposa Rea (Cibeles), la madre de los dioses. Las Cronia, como las Saturnales en Roma, reunían en cada familia a amos y criados en un alegre y ruidoso banquete, pero la fiesta tenía también un carácter público y nacional. El 16 del mismo mes se celebraba el sacrificio de los συνοίκια, que recordaba el sinecismo cumplido por Teseo, origen remoto de la unidad del Ática y del poder ateniense. Al final del Hecatombeón tenía lugar la gran fiesta de Atenea, patrona de la ciudad, las Panateneas (Παναθήναια).
La fiesta anual así llamada duraba dos días, pero cada cuatro años se celebraba con una solemnidad especial y duraba al menos cuatro días. En los concursos gimnásticos, que contaban sobre todo con carreras de antorchas (λαμπαδηδρομίαι), los atletas vencedores recibían aceite de los olivos sagrados de Atenea en las ánforas llamadas panatenaicas, cuya decoración incluía, a un lado a Atenea Prómachos (es decir, la que lucha en primera línea) y, al otro lado, la representación del concurso (por ejemplo de la carrera a pie) en el que se había obtenido el premio.
Después se celebraba la procesión (representada en mármol en el friso del Partenón) que, partiendo del Cerámico, atravesaba el centro de Atenas para llevar a la Acrópolis con toda solemnidad el peplo bordado cada año por unas jóvenes seleccionadas y destinado a vestir la estatua de culto de Atenea; los sacerdotes y todas las corporaciones de la ciudad, incluidos los representantes de los metecos, formaban un largo cortejo cuidadosamente ordenado, acompañado por efebos a caballo. Una vez en la Acrópolis, delante del viejo templo de Atenea Políade (es decir, protectora de la ciudad), se sacrificaban primero cuatro bueyes y cuatro corderos; más tarde, en el gran altar situado delante del Partenón se degollaban tantas vacas como fuera necesario para alimentar a toda la ciudad, y fue sin duda esta hecatombe la que dio nombre de Hecatombeón a dicho mes.
Hablando de los sacrificiios de bueyes, hace bastahnte tienpo laí que la sacerdotisa debía impedir que la sangre del buey no cayera al suelo porque la víctima podía ser impura o no digna para el sacrificio.
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