La quería. Ella era mis ganas de vivir, mi energía. Ella me inspiraba amor, ternura, pasión, dulzura, protección...Era mi mundo. Desde el día que la conocí en la fiesta no pude apartarla de mis pensamientos.Vestía un vestido blanco que dejaba entrever su cuerpo y la hacía asemejarse a la brisa del mar en una noche de verano, hipnotizándome con cada movimiento y mirada y llevándome a una locura que sólo podía desaparecer con el contacto de su suave piel. Vivimos una historia feliz y plena, donde lo único que nos hacía falta era estar el uno con el otro. Ella, inteligente y bella; yo, un poeta en manos del día a día, nos entrelazábamos para vivir momentos que nunca otros habían vivido y que no se olvidaron ni en los momentos en que pasamos nuestra peor pesadilla, la separación. Sus padres, acostumbrados a los lujos y comodidades me veían como un ignorante sin futuro a su lado y decidieron separarla de mi lado. Se la llevaron a otra ciudad creyendo que así ella se olvidaría de mí y yo de ella, pensando que sólo la buscaba por interés, pero nada era así. Yo no buscaba ni su dinero ni la comodidad que éste me podría dar, la buscaba a ella, a su amor... Cogí el coche y me abalancé sobre la carretera buscando a mi amada en una ciudad que ni siquiera conocía, pasando días sin dormir, sin comer, sólo por tenerla junto a mi cuanto antes.
Busqué y seguí buscando en una ciudad tan bella como ella pero que no me paré a mirar porqué ya tenía un destino en mi cabeza: sus brazos. Encontré la casa donde se alojaba con sus padres y sin pensarlo entré para conseguir que volviera junto a mí. Sus padres en seguida me cerraron el paso diciéndome que si la quería me fuera, que no la llevara conmigo a un mundo donde sólo pasaría hambre y viviría bajo cientos de necesidades creyendo que tenía con ella a alguien que la amaba y que en realidad sólo buscaba su propio bien y beneficio, pero les contesté:
- Quien no haya amado que se levante
Quien no haya sentido el frenesí de querer
Quien no haya visto su corazón lleno de un sentimiento atronador
Quien no haya sentido que moría para volver a nacer entre unos besos.
Dedicme pues, si no habéis amado cómo podeis vivir;
pues yo siento ese frenesí
pues yo tengo el corazón lleno
pues yo muero por unos besos
y es todo eso lo que realmente es vida.
Sus padres me miraron dándose cuenta de lo que realmente sentía. Sabían que nadie podría querer a su hija lo que yo la quería porque vieron que ella para mí era el universo en el que giraba y que haría todo lo que fuera para que estuviera bien.
¡Dios! ¿Por qué tuve que mirar atrás? ¿Por qué tuve que dudar de si estaba conmigo? No hacía falta girarme, sabía que estaba allí, pero miré y eso fue lo que acabó con su vida. Un tremendo accidente de coche se la llevó, y todo porqué yo giré la cabeza en el preciso momento en que un camión había perdido su camino y venía hacia nosotros. Aún recuerdo los ojos con los que me miró, llenos de dulzura que perdí por confiar en un terreno lleno de peligro. Ahora sólo espero con brazos abiertos a la muerte para que me lleve de nuevo junto a esos ojos que se desvanecieron y esa suave piel que tanto anhelo; que me lleve junto a mi amada.
Busqué y seguí buscando en una ciudad tan bella como ella pero que no me paré a mirar porqué ya tenía un destino en mi cabeza: sus brazos. Encontré la casa donde se alojaba con sus padres y sin pensarlo entré para conseguir que volviera junto a mí. Sus padres en seguida me cerraron el paso diciéndome que si la quería me fuera, que no la llevara conmigo a un mundo donde sólo pasaría hambre y viviría bajo cientos de necesidades creyendo que tenía con ella a alguien que la amaba y que en realidad sólo buscaba su propio bien y beneficio, pero les contesté:
- Quien no haya amado que se levante
Quien no haya sentido el frenesí de querer
Quien no haya visto su corazón lleno de un sentimiento atronador
Quien no haya sentido que moría para volver a nacer entre unos besos.
Dedicme pues, si no habéis amado cómo podeis vivir;
pues yo siento ese frenesí
pues yo tengo el corazón lleno
pues yo muero por unos besos
y es todo eso lo que realmente es vida.
Sus padres me miraron dándose cuenta de lo que realmente sentía. Sabían que nadie podría querer a su hija lo que yo la quería porque vieron que ella para mí era el universo en el que giraba y que haría todo lo que fuera para que estuviera bien.
¡Dios! ¿Por qué tuve que mirar atrás? ¿Por qué tuve que dudar de si estaba conmigo? No hacía falta girarme, sabía que estaba allí, pero miré y eso fue lo que acabó con su vida. Un tremendo accidente de coche se la llevó, y todo porqué yo giré la cabeza en el preciso momento en que un camión había perdido su camino y venía hacia nosotros. Aún recuerdo los ojos con los que me miró, llenos de dulzura que perdí por confiar en un terreno lleno de peligro. Ahora sólo espero con brazos abiertos a la muerte para que me lleve de nuevo junto a esos ojos que se desvanecieron y esa suave piel que tanto anhelo; que me lleve junto a mi amada.
Espero que os guste.
Silvia.
8 comentarios:
Orfeo y Eurídiceeee!
¿Es ese el mito, verdad? :D
Me he dado prisa en que nadie se me adelantara, jiji.
Muy bonita la historia, igual que el mito. Me encanta!
Un besooo!
Si, ese es el mito :)
Eres toda una poetisa eh!!!
Me ha encantado Silvia es muy bonito, de momento creo que es el mejor.
Felicidades!!!!
La verdad... que difícil no era eh!
Muy bien escrito silvia!
Ponte el cinturón..(8)
Gracias por leerlo :)
1 besito
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